Las tareas de mantenimiento de nuestro coche son fundamentales para poder tenerlo siempre a punto. El paso del tiempo y una mala conducción son aspectos que pueden limitar la vida útil de nuestro vehículo. Es así como suelen surgir las principales averías y problemas, la mayoría de las cuales deberemos solucionar de forma urgente.

Los problemas y averías de un coche pueden ser de diversa índole. Algunos de ellos seremos capaces de solucionarlos nosotros mismos, pero en otras ocasiones será necesario acudir a un taller profesional. No obstante, hay que cumplir siempre con las recomendaciones de los fabricantes a la hora de hacer las pertinentes sustituciones. La prevención es una de las mejores tareas de mantenimiento que podemos realizar en nuestro coche.

Las luces de advertencia

También conocidas como testigos de avería, las luces de advertencia se iluminan en el panel frontal del vehículo cuando este detecta algún problema. Pueden ser situaciones puntuales que se subsanan rápidamente. Pero en otras ocasiones pueden indicar alguna avería importante en el motor.

Hay coches que, sin ir más lejos, cuentan con hasta 200 códigos de advertencia posibles. Si no sabemos el motivo de por qué se ha encendido una luz de advertencia en el coche, lo mejor será llevarlo a un mecánico profesional para que le haga una pequeña revisión al vehículo.

El motor

El motor funciona correctamente cuando el aire y el combustible se mezclan y se queman en la cámara de combustión. Para completar de forma eficaz este proceso, deben trabajar juntos una serie de componentes del sistema de encendido y del combustible. Si bien hay muchas piezas móviles que ayudan a que el motor funcione bien, un fallo en el motor es uno de los problemas más comunes.

Para reducir los problemas en el motor, hay que reemplazar los componentes del sistema de encendido y de combustible según las recomendaciones de cada fabricante.

El coche consume más combustible de lo habitual

Cuando el motor funciona de manera eficiente, quema combustible a una velocidad que ayuda a mejorar en el ahorro de este. Sin embargo, varias partes del sistema de combustible como los filtros de combustible, los filtros del aire o los sensores de O2 se pueden ensuciar o desgastar.

Si esto sucede antes de reemplazarlos, el motor consumirá más combustible de lo habitual. En este sentido, hay que estar muy atentos a lo que nos aconseja cada fabricante sobre la periodicidad en los cambios de los filtros para el coche.

Batería agotada

La mayoría de las baterías de los automóviles están diseñadas para tener una vida útil de 3 años u 80.000 kilómetros aproximadamente. La descarga de una batería se produce por lo general debido a la disminución de la corriente eléctrica del coche, ya que la batería pierde su capacidad de mantener una carga.

Un alternador dañado, un fallo en el sensor de temperatura de la batería o un problema en otros componentes del sistema de carga pueden acelerar el desgaste de la batería. Pero aunque no muestre signos de daños, lo mejor es reemplazar la batería del coche cada 3 años u 80.000 kilómetros.

Ruedas desinfladas

Si bien la mayoría de las ruedas se desinflan después de golpear un objeto en carretera o pincharse, es posible que lo hagan también por el simple desgaste. Si queremos alargar la vida útil de los neumáticos del coche, debemos revisarlos de forma periódica y siempre según lo recomendado por el fabricante.

Los especialistas recomiendan cambiar las ruedas del coche al menos cada 80.000 kilómetros aproximadamente.

Los frenos chirrían

Al igual que cualquier otro elemento del automóvil, el sistema de frenos se puede desgastar con el tiempo. El mantenimiento de los frenos es clave para una conducción segura. En el instante en el que presente problemas de chirridos o el pedal del freno esté demasiado suave o duro, hay que llevar el coche a un mecánico.

En muchos casos, el chirrido de los frenos puede ser debido a un problema menor. Pero si lo dejamos pasar y no lo solucionamos, en poco tiempo ese problema se habrá convertido en algo mucho más grave.

Fallos en el alternador

El alternador es la parte del vehículo que mantiene en funcionamiento todos los sistemas eléctricos una vez que el automóvil arranca. También es el responsable de suministrar la carga a la batería para que esta se mantenga en perfectas condiciones. Si el alternador presenta fallos o se daña, lo lógico es que la batería se desgaste antes de lo normal y el coche tenga problemas de arranque.

Por tanto, cualquier mínimo fallo que presente el alternador hay que tratar de solucionarlo de manera inmediata.

Rotura del motor de arranque

El motor de arranque es el responsable de hacer girar el motor e iniciar el proceso de arranque. Cuando este componente falla, suele deberse a que el solenoide eléctrico se ha dañado, a una rotura del propio motor de arranque o a un relé de arranque (un fallo eléctrico general).

Si bien es posible reemplazar un motor de arranque antes de que se rompa, lo cierto es que es muy difícil predecir cuándo puede ocurrir esto. Lo más recomendable es realizar una revisión del arranque del automóvil para determinar qué tipo de problema de tiene.

Sacudidas en el volante

Hay muchos problemas que pueden provocar que el volante se mueva mientras conducimos. Si esto sucede justo después de arrancar el coche y comenzar a conducir, es muy probable que el problema sea que estén dañados los cojinetes de las ruedas o los componentes de suspensión del vehículo.

Si las sacudidas en el volante se producen a velocidades más altas, el problema estará en un desequilibrio en las ruedas. En cualquier caso, si el problema persiste lo mejor será acudir a un taller para que comprueben cuál puede ser la solución.

Problemas de sobrecalentamiento

Por último, en la mayoría de los automóviles modernos los sistemas de enfriamiento son ya muy avanzados y cuentan con múltiples sensores que monitorean la temperatura del coche en todo momento. Cambiar la bomba de agua antes de que se rompa es una de las medidas que podemos llevar a cabo para reducir los problemas de sobrecalentamiento.