Los momentos de incertidumbre que afectan a la economía mundial han provocado que muchas personas hayan decidido posponer su propósito de adquirir un nuevo vehículo. Esto implicará, por lo tanto, un envejecimiento en el parque de vehículos. Cada vez será visible la presencia de coches de más de diez o quince años en nuestra carretera, algo que tampoco debe resultar extraño si hacemos las adecuadas revisiones.

Claves para cuidar el vehículo

Eso sí, hay que dejar claro que un automóvil con más de quince años también nos llevará a realizar un mayor desembolso ante la aparición de averías y problemas mecánicos ante el desgaste natural. Y todo ello sin olvidar que carecen de los avances tecnológicos y de las medidas de seguridad que van incorporando los vehículos más modernos.

En la actualidad, un tercio de los coches que hay en España tienen más de quince años, y la previsión es que estas cifras vayan creciendo a lo largo de los próximos años.

Si nuestro turismo tiene más de quince años y queremos que permanezca en las mejores condiciones posibles para alargar su vida útil hay que seguir una serie de recomendaciones:

Revisar los niveles de líquido con regularidad

Esto implica comprobar con frecuencia el líquido de frenos, el nivel de aceite y la dirección asistida. A esto también se le suma la revisión del líquido del limpiaparabrisas y el anticongelante, sobre todo para las jornadas con bajas temperaturas.

Cuidado del motor

Es importante que antes de comenzar la marcha calentemos el motor para permitir que los líquidos fluyan. En esos primeros instantes dejaremos el motor encendido unos segundos y a continuación emprenderemos la marcha con suavidad hasta conseguir una temperatura adecuada. Por lo tanto, no subas las revoluciones de manera brusca. Este es un consejo de gran utilidad en el caso de que tu coche duerma en la calle.

Combustible

Hay una tendencia generalizada a pasar por la gasolinera únicamente cuando el depósito se encuentra en la reserva. Sin embargo, sí que habría que evitar esta situación. Y no solo por el riesgo que existe de quedarse tirado en la carretera. El problema en realidad es que si se espera a que el combustible se agote hay  un mayor riesgo de que la suciedad que queda en el fondo del depósito llegue al motor.

Estado de neumáticos

Procura mantener en buen estado los neumáticos. Para ello revisa con regularidad que mantengan el dibujo correcto, que no presenten grietas y que tengan la profundidad adecuada. Lo más aconsejable es que la profundidad del dibujo ronde entre los 3 y 4 milímetros. Unas ruedas en mal estado suponen un peligro para nuestra seguridad, sobre todo porque no habrá el suficiente agarre y a la hora de frenar la distancia recorrida se verá aumentada. Todo esto se multiplica cuando las condiciones meteorológicas son adversas.

En las ciudades cada vez son más frecuentes los badenes con intención de que se circule a una baja velocidad. Debes saber que, en estas situaciones, los amortiguadores acaban sufriendo más de la cuenta, de ahí que sea necesario que reduzcas al máximo la velocidad.

Lavado del vehículo

Hay que limpiar el coche por fuera para que luzca reluciente, pero también habrá que hacer lo propio con la parte interior. Solo de esa manera conseguiremos que parezca como nuevo. La carrocería de los turismos sufre mucho cuando duerme fuera y a consecuencia de las condiciones climatológicas adversas.

Los expertos recomiendan lavarlo en profundidad después de un viaje largo, prestándole también una especial importancia a la parte inferior para que los bajos no se oxiden. En ciertas épocas del año, como puede ser el invierno, la sal que se esparce por las carreteras suele ser un motivo de corrosión.

Cuidado del embrague

Es una mala costumbre llevar siempre el pie izquierdo en el embrague. Únicamente debe hacerse uso de él para cambiar de marcha. Un uso excesivo del mismo acaba por desgastarlo y posiblemente tengas que llevarlo al taller en muy poco tiempo.

Circular por vías en buen estado

Por el bien de nuestro vehículo, lo adecuado sería circular siempre por autovías y autopistas, que por lo general presentan un firme en correcto estado, sin apenas baches. A ello se le añade que apenas se utilizan los frenos y la caja de cambios, algo que agradecerá el automóvil.

Sin embargo, no siempre puede ser así, ya que en muchas ocasiones tendremos que conducir por las estrechas calles de las ciudades, con constantes paradas en semáforos y pasos de peatones, acelerones y calzadas en muchas ocasiones en mal estado con alcantarillas y baches. Algo similar ocurre cuando tenemos que circular por rutas de montaña, en donde en vez de asfalto tendremos que enfrentarnos a caminos de piedras o cuestas en donde el coche sufre más de la cuenta.

Respetar la distancia de seguridad

Puede parecer algo muy obvio, pero además de resultar peligroso circular muy pegado a otros vehículos, también hay muchas opciones de que nos salte alguna piedra, sobre todo cuando vamos detrás de un camión, y fracture el parabrisas. Por lo tanto, intenta conducir manteniendo unos cuantos metros de distancia respecto a los demás para evitar posibles frenazos bruscos.

Mejor que duerma en el garaje

No todo el mundo podrá permitirse alquilar o comprar una plaza de garaje para que su coche ‘duerma’ protegido.  En un parking siempre hay menos probabilidades de que sufra daños. Y es que aparcar en la calle implica que el automóvil quede expuesto al frío, calor extremo, humedad, robos o pequeños golpes en los aparcamientos. De poco servirá que pongamos todo nuestro empeño en protegerlo, si finalmente hay otros factores externos que pueden deteriorarlo.

Visitas regulares al taller

Hay que evitar esa creencia de visitar únicamente los talleres cuando sufrimos una avería. Hay que acudir con cierta regularidad para que comprueben el estado del vehículo. Actuando de una manera preventiva conseguiremos evitar posibles accidentes o incluso quedarnos tirados en la carretera en el momento menos esperado.  Alargar la vida útil de un coche es posible gracias a un mantenimiento regular y en profundidad.