Los amantes de los rallyes encontramos en el Rally de Montecarlo un auténtico clásico, el cual ya cuenta con más de cien años de historia y millones de aficionados en todo el mundo. ¿Quién no ha visto en alguna ocasión alguna de sus etapas? Es uno de los rallyes más conocidos de Europa junto al de la Acrópolis, sobre todo por su exigencia y espectacularidad.
A pesar de llamarse Rally de Monte Carlo, se suele disputar en territorio francés y en pocas ocasiones se ha hecho en territorio monegasco. En sus ediciones ha sido puntuable para muchos campeonatos internacionales como el Campeonato del Mundo de Rally, el Campeonato de Europa de Rally o el Intercontinental Rally Challenge entre otros.
El nacimiento del Rally de Monte Carlo
Sus orígenes se remontan al año 1911 y se compite sobre asfalto y nieve, con condiciones difíciles dado que se celebra en el mes de enero, disputándose unas 15 etapas, recorriendo aproximadamente unos 1.500 kilómetros.
Fue a finales del siglo XIX cuando se llevaron a cabo las primeras carreras de vehículos en continente europeo. Por aquel entonces, la ciudad de Monte Carlo competía con muchas otras ciudades por convertirse en el centro turístico más importante del continente y para conseguirlo se ideó la creación de una competición automovilística que tuviera a Mónaco como meta.
De esta forma se intentaría incentivar el turismo, algo que tuvo una gran aceptación desde el primer momento. La primera carrera se hizo en el año 1911 y según se dice, ésta fue posiblemente la primera carrera en recibir el nombre de rally.
La primera carrera fue organizada por Antony Noghes, hijo del presidente del Club Sport Velocipedique et Automobile de Monaco y la finalidad era atraer clientes a Mónaco en la temporada de invierno. Aquella primera carrera, o rally, contó con veinte participantes procedentes de diferentes puntos de Europa.
Entre ellos, se encontraba un Von Esmach, un capitán del ejército alemán, que llegó el primero con una semana de adelanto respecto al segundo clasificado, consiguiendo ir a una media de 22,6 Km/h. Para poder compensar las diferencias de distancia, partieron en días diferente, todos ellos con una placa roja que los identificaba como corredores de la prueba.
Para poder decidir cuál era el vencedor, se llevó a cabo la suma de puntos, siempre teniendo en cuenta el tiempo utilizado para completar la prueba así como otros factores como era el estado del vehículo a la llegada, el número de ocupantes que iban en él, etc., aunque estos datos no eran excluyentes.
La polémica de la primera edición
Esto hizo que aunque el alemán llegase el primero con una semana de adelanto, no fuera considerado como campeón de la prueba tras dos días de deliberaciones por parte del jurado. El ganador fue el francés Henri Rougier, quien había acumulado más puntos que el competidor alemán.
La segunda edición se llevó a cabo en 1912 pero la cifra aumentó considerablemente hasta contar con 67 participantes. A esta carrera se presentó un riso llamado Nagel, quien salió de San Petersburgo el 13 de enero y llegó a Mónaco el 21 tras haber recorrido más de 3.260 kilómetros, haber soportado bajísimas temperaturas, ataques de lobos e incluso tener que dormir con la dinamo para que ésta no se congelase del frío.
A pesar de su buen papel, el ruso fue relegado a la novena plaza por el jurado debido al mal estado del vehículo, lo que hizo que hubiese muchas protestas y se tomase la decisión de no convocar ediciones ni en 1913 ni en 1914. Posteriormente, la prueba fue paralizada debido a la Primera Guerra Mundial.
La tercera edición del rally fue en 1924, donde se presentaría un reglamento mucho más claro y mejorado. En esta ocasión, la inscripción no fue la esperada y se organizó una prueba de velocidad que no era válida para la clasificación final, aunque a ella se apuntaron todos los participantes.
En los años treinta se celebraron varias pruebas pero no tuvieron el mismo éxito, a pesar que se incluyeron pruebas de aceleración, habilidad, frenada, cambios de rueda, etc. A finales de la década, la carrera se suspendió por la Segunda Guerra Mundial.
Los cambios en la década de los 50
La primera carrera de la década de los 50 tuvo récord de inscripción, 362 participantes, de los cuales 337 tomaron la salida. El ganador fue el equipo francés formado por Jean Trevoux y Crovetto a los mandos de un Delahaye; el segundo fue el portugués Conde del Monte Real con un Ford y el tercero el equipo inglés compuesto por Yard y Young, pilotando un Jaguar.
1953 fue el año en el que nació el Campeonato de Europa de Rally, donde el de Monte Carlo pasó a formar parte indiscutible del calendario europeo. Hasta el año 58 su éxito fue creciendo de manera exponencial, donde se daban cita tanto pequeños como grandes vehículos. En aquellos años se podían encontrar Dauphines de 850cc, pero también otros modelos como los Mini o Saab a los que posteriormente se les fueron sumando otros clásicos.
En la década de los 60, 70 y 80, el nivel subió mucho, no solo con los pilotos sino con los vehículos. Pudieron verse coches como el Mini Cooper S, Ford Cortina, Citroën DS o los míticos Alpine, Porsche o el Lancia Stratos entre otros.
El rally fue evolucionando ininterrumpidamente hasta la temporada 2009, momento en el que la prueba desapareció del calendario del mundial, pasando a ser prueba puntuable para el Intercontinental Rally Change. Finalmente, en 2012, el Rally de Monte Carlo regresó de nuevo al calendario mundial y lo hizo como siempre, , abriendo la temporada, como llevaba haciéndose desde hace muchos años.
Esta es la historia resumida del que está considerado como el padre de todos los rallyes, una prueba que nadie en sus inicios pensaría que duraría tanto tiempo, sobre todo porque la intención no era esta sino atraer turismo a la ciudad monegasca de Monte Carlo durante la temporada de invierno.