Contar con un vehículo trae consigo muchas ventajas que todos conocemos pero también trae responsabilidades, ya que debe estar en las mejores condiciones para salir a la carretera. El hecho de que proporcionemos el mejor cuidado a nuestro coche hará que tenga una vida más larga.

Por eso, vamos a compartir contigo algunos detalles que no debes dejar de tener en cuenta a la hora de llevar tu coche al taller mecánico, para que se encarguen de revisar aquellas partes más susceptibles de que puedan tener una avería si no se cuidan.

Las partes que debes revisar de tu coche

Junto al motor de arranque, la batería se encarga de poner en marcha el motor, aunque también tiene la capacidad de alimentar de energía los diferentes circuitos del vehículo como la bomba de gasolina, sistema eléctrico, equipo de audio, iluminación, etc.

Es muy importante evitar que la batería se quede sin mantenimiento y siempre que se vaya a hacer un viaje largo se compruebe correctamente su funcionamiento. Los bornes no deben oxidarse porque es uno de los indicadores que nos avisarán que hay que cambiar la batería. Recuerda que la batería dura unos 4 años aproximadamente y siempre es mejor pagar unos euros de más para tener una de calidad.

Los líquidos del vehículo son otro de los aspectos que hay que controlar en todo momento. El líquido de frenos es esencial y que tiene como misión transferir la energía del pedal de freno a las llantas, aumentando la fuerza con la que funcionan los frenos. Por otro lado, también tiene como misión evitar la corrosión de las partes metálicas que forman parte del sistema de frenos, dejando patente su importancia.

Es muy importante revisar el nivel del líquido de freno así como ver que no tiene ningún color extraño, su consistencia no ha cambiado ni que tenga olores extraños además de tener un nivel óptimo. En caso contrario, lo recomendable es cambiarlo cuanto antes y no arriesgarse a llevarse un susto en carretera.

Otros líquidos que no hay que dejar de revisar de manera periódica son el líquido anticongelante, agua para el radiador o el aceite del motor con lo que además de poder lubricar correctamente todas las piezas del motor las lubrica y hace que tengan una vida operativa más larga.

La bomba de agua es un mecanismo que tiene como misión la circulación del anticongelante por todo el sistema de refrigeración del coche y permite mantener el motor a una temperatura óptima para que funcione de manera correcta. Este dispositivo solamente entra en acción cuando el motor está en marcha y lo que hace es permitir que se escape el calor disipándolo hacia el exterior.

La correa de distribución, revisión obligada

La correa de distribución es uno de los elementos que más hay que cuidar porque una rotura puede hacer que otras piezas mecánicas del motor se vean afectadas, lo que hará que el precio de la reparación se incremente notablemente.

Es un elemento que por norma general suele ser de hule aunque también puede ser de metal en forma de cadena. Su misión es la de transmitir el movimiento del cigüeñal del vehículo al árbol de levas y sincronizar correctamente la apertura y cierre de las válvulas. Otra misión que tiene en determinados modelos de coches es transmitir el movimiento de la bomba de agua formando parte del sistema de refrigeración.

La duración de la correa de distribución depende de cada fabricante aunque no hay que usarla más allá de los 150.000 kilómetros o cinco años. Si al poner en marcha el vehículo, todo tiembla o se producen ruidos extraños, podemos revisar la banda de distribución porque puede tener roturas o rasgaduras.

Los amortiguadores juegan un papel muy importante dentro del buen funcionamiento de un vehículo y también de su seguridad pasiva. Un coche con una mala amortiguación aumentará la distancia de frenado y tendrá una menor adherencia en las curvas así como un menor control del vehículo en carreteras irregulares.

Para saber si tienen algún problema se puede hacer una revisión visual para ver si hay alguna clase de pérdida de líquido hidráulico. También se recomienda hacer una prueba tan sencilla como aplicar presión al vehículo y si oscila más de una vez, habrá que cambiar el amortiguador. A pesar de ello, suelen tener una vida de entre 50 y 60.000 kilómetros.

Revisión de los filtros

Los filtros son también parte indispensable para el buen funcionamiento del coche. Uno de ellos es el filtro de aire, que tiene como objetivo proteger al motor de la entrada de impurezas a su interior. También evitan la suciedad dentro de la cámara de combustión, lo que evita que las paredes de los cilindros se puedan acabar degradando y pueda producirse una avería muy seria en el motor.

En caso de funcionar con un filtro de aire sucio puede provocar daños internos al motor, pero además aumentar el consumo de combustible y también producir un alto índice de emisiones de dioxido de carbono.

El filtro del aceite tiene como misión retener aquellas partículas de suciedad que puedan pasar al aceite antes de que éste pase a realizar su función en las piezas del motor, lubricándolas y también refrigerándolas. El cambio del filtro de aceite hay que hacerlo según las recomendaciones del fabricante y lo que diga el mecánico en el taller.

Tampoco hay que olvidarse del filtro de gasolina, tanto si el coche utiliza como combustible gasolina, o utiliza diesel. En caso de que sea de gasolina, evita que llegue cualquier clase de impureza al motor y si es diesel evita la corrosión de los motores dentro del motor y elimina la humedad. Además protege el circuito de inyección, los inyectores del circuito de alimentación y la bomba de presión.

Es muy importante proporcionar el mantenimiento a este filtro dado que cualquier partícula que lo obstruya puede afectar a la salida de gasolina, pudiendo provocar goteos al cilindro así como aumentar el combustible y deterioro tanto de los anillos como de los propios pistones.