Quien se acerque hoy a un concesionario de Citroën con la vista puesta en el pequeño C3 descubrirá que, tras la carrocería compacta y los airbumps laterales que lo hicieron famoso, se esconden tres versiones bastante distintas entre sí. Lo curioso es que, más allá de la ficha técnica, cada acabado parece tener su propia personalidad. Conviene, pues, tomar al menos un café antes de decidirse.
You: lo esencial con un toque simpático
El escalón de entrada recibe el nombre de You, pero de “básico” solo tiene la etiqueta. Las llantas de aleación de 16 pulgadas y los faros LED le dan un aspecto resultón, casi juguetón, que se agradece en el tráfico urbano. La llave puede quedarse guardada en el bolsillo, porque el acceso y el arranque son manos libres, y la climatización automática se encarga de que la cabina mantenga una temperatura agradable sin ir tocando mandos cada dos por tres. La pantalla central —competente, sin alardes— guía al conductor con mapas sencillos y menús intuitivos. Para quien busque ir del punto A al B con comodidad y un presupuesto ajustado, el You es un aliado honesto: 100 CV movidos por gasolina suficiente para moverse por ciudad y saltar ocasionalmente a la autovía sin ponerse nervioso.
Plus: un peldaño para sibaritas digitales
Si el You es la prenda informal de diario, el Plus se viste de sábado por la noche. Las llantas crecen a 17 pulgadas y el techo bitono añade un guiño de estilo que se nota incluso aparcado. Dentro, la pantalla sube hasta 10,25 pulgadas, la navegación se vuelve tridimensional y, lo que hoy marca la diferencia, hay una base de carga inalámbrica para el móvil. Los asientos mantienen la tapicería textil —agradable al tacto—, aunque el ambiente general resulta más sofisticado gracias a detalles del salpicadero y una iluminación interior mejor resuelta. La cámara trasera simplifica las maniobras y el aire acondicionado automático hace su trabajo sin exabruptos. Bajo el capó, 110 CV que dan para adelantar con cierta alegría y afrontar rutas largas sin sensación de ir al límite.
Max: todo a plena potencia, sin exagerar
El apellido Max no es gratuito: agrupa el equipamiento más completo que se puede montar en un C3 antes de saltar a otro segmento. Las llantas diamantadas de 17 pulgadas y las luces traseras LED con efecto 3D dejan claro, a simple vista, que estamos ante la opción estrella. El interior luce asientos mixtos tela/TEP en gris Metropolitano; la combinación resulta resistente a los roces infantiles y suficientemente elegante para un adulto meticuloso. El paquete de ayudas al aparcamiento se refuerza con sensores delanteros, y los retrovisores electrocrómicos evitan deslumbramientos nocturnos. Por supuesto, conserva la navegación avanzada y la carga inalámbrica, a las que suma un puñado de pequeños detalles —volante forrado en cuero, costuras en contraste— que, sin ser imprescindibles, hacen sentir al conductor en un rango superior. El motor de 110 CV es el mismo del Plus, pero la insonorización ligeramente mejor y la sensación de empaque general refuerzan la experiencia.
¿Cuál elegir?
La decisión, como siempre, depende del uso real y del gusto personal. Quien viva en el centro de una gran ciudad agradecerá el tamaño contenido del You y su precio comedido, sobre todo si no necesita extras llamativos. Para los que dan valor a la conectividad —y no soportan los cables tirados por la consola—, el Plus ofrece ese salto tecnológico razonable sin disparar el presupuesto. El Max, en cambio, se dirige a los que quieren exprimir cada kilómetro con el mayor confort posible dentro del formato urbano: un coche pequeño, sí, pero con el refinamiento que antes solo se encontraba dos escalones más arriba.
Algunos matices que conviene no pasar por alto
- Las cifras de consumo oficiales pueden variar en la práctica según el estilo de conducción y la orografía: quien circule a menudo por carreteras de montaña notará un gasto extra con el aire acondicionado funcionando.
- Las ayudas a la conducción incluidas en Plus y Max (alerta de cambio involuntario de carril, reconocimiento de señales, etc.) alivian la fatiga en trayectos largos, algo a considerar si se planean escapadas de fin de semana.
- El catálogo de personalización permite elegir colores de carrocería, carcasas de retrovisores y adhesivos laterales. Un consejo: los tonos claros resaltan las líneas curvas del C3, mientras que los oscuros combinan mejor con los detalles cromados.
- El maletero —300 litros clavados— basta para la compra semanal y un par de maletas de cabina. Eso sí, si la familia crece y se añaden sillas infantiles, conviene probar antes la carga de un cochecito.
- La suspensión prioriza el confort, fiel al ADN Citroën. En el uso diario absorbe baches con soltura, pero inclina algo más de lo esperado en curvas rápidas. Nada dramático, simplemente un rasgo de carácter.
En definitiva, el Citroën C3 sigue siendo uno de esos urbanos que se conducen con una sonrisa. Su gama escalonada —You, Plus y Max— no es un simple ejercicio de marketing: responde a necesidades reales que van del minimalismo práctico a la pequeña coquetería tecnológica. Sea cual sea la elección, lo importante es sentarse al volante, regular bien el asiento y dejar que la ciudad se abra paso con su habitual bullicio. Porque, al final, un coche no se compra solo con la cabeza: también cuenta ese primer instante en que el olor a tapicería nueva hace olvidar el tráfico y la rutina para, por un momento, sentir que la vida avanza al ritmo exacto que marca el motor.